En Politikon:
Si no hay más dios que Paulo Coelho, TED es su profeta.
Y ésas son las charlas buenas, ya sobre las malas mejor ni pensarlo.
Bien, a este paso los organizadores de eventos TEDx harán que mi vaticinio ante lo que mucha más gente ha observado quede sin valor. «Se veía venir» dirán todos cuando piensen en esto. Ahora, la reprimenda pública de TEDx a los organizadores de eventos que franquiciaron su marca:
Vetting your speakers is hard work, and can lead to uncomfortable moments. But as TEDx organizers, your audience’s trust is your top priority, over and above any other personal or business relationship that may have brought this speaker to your attention. It is not your audience’s job to figure out if a speaker is offering legitimate science or not. It is your job.
(…)
We take this seriously. Presenting bad science on the TEDx stage is grounds for revoking your license.
El detonante es la pseudociencia, pero el mensaje está claro: «Estáis jodiendo nuestra marca y con las cosas de comer no se juega. Esto es un aviso.»
En mi post anterior hablo del circo del TED con cierta imprecisión, de forma que Isabel Iglesias, José Calvo y Gonzalo Martín no han tardado en saltar. Sirva esta nota breve como reflexión adicional que matiza la anterior y reconocimiento a sus aportes.
El problema no es el formato de TED: las charlas cortas nos ofrecen un insight a temas nuevos y son la forma más breve de saber si un tema sobre el que queremos aprender nos interesa suficiente para investigarlo en profundidad.
El problema es que la explotación económica intensiva de la marca TED fuerza a quienes controlan el invento a hacer ciertas concesiones: aceptar ponentes nuevos que quizá son menos interesantes/menos relevantes, o abrir una rama de libros en la que publican a autores que son tildados abiertamente de charlatanes, lo cual sin duda conlleva un deterioro de la marca que se desea explotar.
Evgeny Morozov publica en The New Republic uno de esos artículos (que descubro gracias al blog de Chema) que son a la vez un puro ejemplo de link baiting y una verdad como un templo.
Resulta que en TED ahora editan libros breves, y esto lleva a Morozov a enunciar la frase que yo vi destacada en otra parte y que me impulsó a leer el artículo completo:
Brevity may be the soul of wit, or of lingerie, but it is not the soul of analysis.
Así de claro: el modelo TED, muy dado a que un buen showman pronuncie un discurso grandilocuente de forma breve (tan breve que sea difícil ver asomar las fisuras de dicho discurso) no es un gran referente para el análisis y la investigación, sea ésta o no de carácter científico.
Resulta que los TED Books, además, parecen ni siquiera lograr el nivel de entretenimiento de las charlas, y así sobre algunos libros de los publicados bajo ese sello (y sobre sus autores) Morozov también suelta alguna perla:
THE NEW PAMPHLET—it would be too strong, and not only quantitatively, to call it a book—by Parag and Ayesha Khanna, the techno-babbling power couple, gallops through so many esoteric themes and irrelevant factoids.
…
It might seem odd that Parag Khanna would turn his attention to the world of technology. He established his reputation as a wannabe geopolitical theorist, something of a modern-day Kissinger, only wired and cool. For almost a decade he has been writing pompous and alarmist books and articles that herald a new era in international relations.
…
All of these insights are expressed in linguistic constructions of such absurdity and superficiality (“a world of ever-shifting (d)alliances,” “peer-to-peer micromanufacturing marketplace”) that Niall Ferguson’s “Chimerica” looks elegant and illuminating by comparison
…
he is simply an intellectual impostor, emitting such lethal doses of banalities, inanities, and generalizations that his books ought to carry advisory notices.
…
The recipe is simple. Find some peculiar global trend—the more arcane, the better. Draw a straight line connecting it to the world of apps, electric cars, and Bay Area venture capital. Mention robots, Japan, and cyberwar.
Todo ello precedido de una lapidaria y premonitoria descripción del gurú:
he is simply an intellectual impostor, emitting such lethal doses of banalities, inanities, and generalizations that his books ought to carry advisory notices.
El cerebro humano disfruta con las historias, todo parece mucho más creíble si tiene una historia verosímil (que no cierta) detrás. Y TED y su formato breve parece ser el caldo de cultivo de estas historias breves, carentes de detalles y en las que el cherry picking permite con frecuencia contar lo que queríamos contar. Sin embargo, parece que habrá que seguir bajando documentales y leyendo libros gordos, que 30 paginas de nada no son un libro y 15 minutos de brillante charla quizá no contengan la respuesta última a ningún tema, aunque sea entretenido de ver.
Joe Sabia en TED, via En palabras:
En 6.000 años de contar historias, las historias han sido continuamente recicladas. El cambio estuvo siempre en el cómo se cuenta la historia
La innovación no está en la historia, sino en cómo se cuenta y se presenta la misma para que resulte entretenida y novedosa pese a ser la misma vieja historia de hace 6.000 años.