Recoge Aleix Cabarrocas en su blog la última pretensión culturalista de El País que me sirve para recordar en comentarios lo mucho que odio las flashmobs y la banalidad que portan, algo sobre lo que él mismo posteó y a lo que estaba respondiendo allí con una frase de una lectura sobre Theodor Adorno («las corrientes vanguardistas de instituciones estéticamente vanguardistas son tan ilusorias como la creencia de que son revolucionarias») a la que llegué hoy gracias a un sugerente comentario de British Lover en un post de Gonzalo Martín. Ese último comentario se convirtió en post.