Of all the noises that my children will not understand, the one that is nearest to my heart is not from a song or a television show or a jingle. It’s the sound of a modem connecting with another modem across the repurposed telephone infrastructure. It was the noise of being part of the beginning of the Internet.
Yo recuerdo tapar el módem con cualquier cosa (trapos, camisetas) para que no se oyera demasiado al conectar en mitad de la noche, y así no despertar a nadie. Otro tiempo, otra vida.
[Dedicado a Michel, porque sin su comentario este enlace habría quedado para siempre almacenado en mi la intimidad de mis marcadores.]