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Mentiras, malditas mentiras, y libros en papel

Como se podrán imaginar quienes leen este blog regularmente, he seguido muy de cerca todo lo relacionado a la nueva edición en español del quinto libro de Canción de hielo y fuego.

Este libro se puede adquirir por la destacable cantidad de 46 euros en tapa dura, costando 38 euros la edición en tapa blanda (he puesto bien la cifra, créanme) pero, más destacablemente aún, es imposible comprarlo en digital. Un disparo en el pie en toda regla, ha cabreado a los lectores y ahuyentará a muchos compradores potenciales del libro, aunque dudo mucho que pueda poner freno a los lectores.

¿Recuerdan cuando hablamos de Libranda? Todos hablan de piratería, pero ninguno hace lo que está en su mano para adaptarse a la realidad de un creciente mercado digital con lectores electrónicos en apenas 100 euros y una «base instalada» de dispositivos más que interesante.

Mentiras, malditas mentiras y libros en papel.

12 respuestas a «Mentiras, malditas mentiras, y libros en papel»

El la charla del otro día en la Fundación Telefónica, ambos, editor y traductora, lo que me transmitieron fue estar demasiado contentos con (y seguros de) su posición de guardianes de la edición en español. Cosa bastante sorprendente considerando el caso de la traducción hecha por fans en tiempo record por un lado y la ausencia de cualquier solución de libro electrónico ofrecida por la editorial por otro. Quizá su seguridad se diluya al ver las ventas con esos precios.

Sí, se les veía bastante confiados en ese aspecto: saben que firmaron a Martin para editar toda la saga y hasta ahora les ha salido bien. Sucede que al ritmo que escribe el señor Martin para cuando acabe la saga se venderán muy pocos libros en papel comparados con lo digital, y Gigamesh no está «haciendo los deberes». Si se descuidan, van a estar sentados sobre un trono sin súbditos: tener el contrato en exclusiva para editar al escritor de moda y que no sirva de nada porque el público está a otra cosa (principalmente, a libros con precio razonable y libros en versión digital).

Como en muchos otros sectores, el stablishment se acomoda en su poltrona (de hierro) y trata de exprimir los réditos de sus antiguos privilegios el máximo posible, aún sabiendo que el fin del Viejo Régimen está cerca.
En España esto es más patente si cabe. La distribución de la cultura ha estado controlada por unas pocas manos que han establecido las normas que más les convenían, sin tener en cuenta las preferencias de los consumidores. Esto ha pasado con la literatura, pero también con la música y el cine.
Hace unas semanas tuvimos en la agencia un coloquio con el actor y director Paco León, impulsor y protagonista de una pequeña revolución en su sector al decantarse por vías de distribución «no tradicionales» para su nueva película. Decidió montar una estrategia a medida de su producto y su público, rompiendo con la absurda idea de que todo debe estandarizarse. Así, lanzó Carmina o Revienta a través de plataformas de vídeo bajo demanda en Internet, antes de exhibirla en salas comerciales, lo que provocó una agresiva campaña de boicot por parte de los dueños de éstas. ¿Cómo se le ocurría utilizar esos demoniacos medios para romper la exclusividad de los que manejan el cotarro? ¿Y si los usuarios prefieren el nuevo sistema y empiezan a no acudir a las salas? (¿es que acaso no está pasando ya?)
Yo también estuve en Fundación Telefónica, y me pareció que la actitud de ambos, editor y traductora, reflejaba perfectamente la prepotencia del sector. Se mostraron no sólo como los guardianes de la edición española, sino como los garantes de que los españoles pudieran disfrutar de la obra, los omnipotentes proveedores de cultura a las incultas masas.
Seguirán forrándose a base de formatos cada vez más obsoletos mientras puedan, pero no se puede poner puertas al campo, y pronto se darán cuenta de que mejor que obstaculizar la difusión deberían haberla fomentado. Quizá para entonces sea demasiado tarde para ellos…

Pues sí, el caso de Paco León es llamativo porque está a medio camino entre la excepción (en una industria apoltronada, como dices) y la nueva norma (en el futuro hay más procesos adaptados a producto y más crowdfunding, y menos de lo que ha sido el s. XX para el cine). Es bueno tenerlo en consideración porque parece (es mi estimación personal) replicable por otras personas en una posición más o menos similar (actores o directores medianamente conocidos y con valor para hacer cosas nuevas). El Cosmonauta, siendo un proyecto enorme y por el que siento una gran simpatía, es casi completamente irrepetible. Es un caso mágico, muy trabajado y cuyo éxito sin duda merecen, pero la industria (como tal) sobrevivirá no haciendo «cosmonautas» sino haciendo «carminas».

Sobre lo de estos chicos de Gigamesh, pues sí… se los veía un tanto prepotentes. La traductora, por cierto, es también la traductora de algunos libros de Terry Pratchett, quizá por eso la saga del mundodisco llega al español también con mucho retraso ;)

En todo caso, la velocidad de la traducción amateur debería hacerles pensar de cara al próximo libro, porque volverá a ser igual de rápida, y posiblemente sea menos amateur y alguien se ofrezca a repasar/homogeneizar nombres propios de lugares, por ej., dando un salto de calidad tremendo, ¿quién sabe? Si yo fuera la editorial, sencillamente… haría mis deberes y evaluaría el mercado digital. Pero no, ellos preferirán llorar al muerto cuando ya no tenga arreglo. (Y pedir compensación económica, leyes Sinde y cosas así.)

Además de todo lo ya dicho, se escudan en que ellos hacen una edición muy cuidada. Anda que… echar un vistazo a las primeras ediciones de Gigamesh de Canción de hielo y echar a correr es todo uno

Cuando vi el precio de venta de la edición española no me lo podía creer…yo adquirí en su día la versión original en papel ¡¡ por menos de la mitad y en la misma semana de su publicación !!.

Creo que ni los costes de traducción ni la calidad de las ediciones en tapa dura (y menos la de tapa blanda) lo justifican.

Y para colmo, que no exista versión digital en castellano es toda una invitación a buscar alternativas.

Puede que no se hayan disparado en el pie, quizá el tiro haya sido un poco más arriba ;-D

Es que es muy rocambolesco. Me chocó la actitud del editor y la traductora en aquel encuentro de Martin con los lectores. A la traductora porque la conozco de haber traducido muchos libros de Terry Pratchett (una debilidad que tengo, je je) y al editor porque de Gigamesh he comprado muchos libros (de hecho sólo compré uno de Canción de hielo y fuego), creo que tienen colecciones interesantes y apuestan por editar libros que valen la pena. Pero la actitud de ambos era de excesiva seguridad en su posición… y eso no es bueno para nadie en estos tiempos :)

Espero, de todas formas, que el disparo haya sido tan sólo en el pie y puedan rectificar con próximos libros; todos podemos equivocarnos y la pena capital es muy severa :D

¡Muchas gracias, Nuria! Enseguida lo leo, no sé que le pasa al Akismet de este blog que últimamente frena montones de comentarios de todo el mundo y yo no me doy cuenta :(

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