De un tiempo a esta parte no oigo más que hablar de más y más sitios de «hamburguesas de autor» en Madrid. Ojo, no es que me parezca mal: me parece una maravilla.
La lectura importante es otra: donde antes había un resto-bar con pretensiones y tapas cursis a 6 euros ahora hay hamburguesas de autor, algo más caras que una hamburguesa normal, claro está, pero grandes y mucho más baratas que ir a cualquier sitio-de-comer de autor del que hubieran oído hablar en 2008.
Es la nueva realidad: comida barata vendida con ínfulas a un público que necesita, y está bien, seguir creyendo en algo. Y seguro que el modelo es replicable más allá de la carne picada.
Es el modelo low cost tal y como se entiende en la empresa en la que trabajo. No significa sacrificar la calidad para reducir costes. Se trata de analizar lo que aporta valor, lo que no lo aporta, y ajustar tu oferta en consecuencia. Saludos :)