Paguen justos por pecadores, la subida de impuestos no ha gustado a (casi) nadie, y me incluyo entre los descontentos, por mótivos eminentemente prácticos: subir los impuestos es un suicidio.
De lo más divertido de todo esto ha sido ver a personas que se autodefinen «de izquierdas» y que llevan un año y pico yendo a todas las manis habidas (e irán próximamente a todas las por haber) para pedir más Estado (más pensiones, más funcionarios, etc.) criticando enardecidamente la subida del IVA y la del IRPF. Vaya, de repente descubren que son de izquierdas para las maduras, pero no para las duras. Más Estado es más Estado: y éste se sostiene con impuestos.
¿Por qué se quejan? Quizá porque mola mucho que los demás («los ricos», «los empresarios», etc.) paguen más impuestos, para que podamos tener nuestra opo y nuestra vida gratis. Pero nada es gratis, queridos, nada es gratis.
28 respuestas a «La coherencia está sobrevalorada»
Quizad porqué el dinero de la subida de impuestos no va a repercutir en beneficios para el ciudadano y sí para la banca.
1 saludo , y como siempre un placer leer una voz discordante , aunque esta vez no este de acuerdo
¡Hola vallesin, qué bueno leerte por aquí!
no niego el derecho a protestar, incluso enérgicamente, contra cualquier medida con la que uno esté en desacuerdo. Sólo que me sorprende: toda petición que se ha hecho durante el último año por los autodefinidos como «indignados» iba encaminada a subir los impuestos (piden más empleo público, más subvenciones a cosas diversas, más vivienda pública) y ahora que suben los impuestos se quejan.
Me escuece porque durante mucho tiempo cada vez que decía que lo que debían hacer era bajar los impuestos me tildaban casicasi de facha. (Increíble pero cierto, hay personas con muy poca cintura argumental.) Y ahora esos mismos protestan porque les suben el IRPF de autónomos y le suben el IVA del cine/nuevo portátil.
Me gustaría ver en estas personas la coherencia que se le exige a la clase política, porque si no se desvanece toda capacidad de exigirla a la clase política. Ya que mientras no haya coherencia todo lo que queda es oportunismo e intentar pescar en río revuelto («cuando me da la gana quiero más oposiciones, cuando me da la gana lamento que me suban el IRPF»). Justo el mismo oportunismo y la misma capacidad de arrimar el ascua a la sardina propia que tanto se critica en quienes vienen gobernando en las últimas décadas :)
Ya sabes que aquí se puede estar en desacuerdo, así que bienvenido tu aporte desde otro ángulo :D
Centrandonos en la coherencia , pedimos que la industria musical se renueve y adapte a los nuevos tiempos que corren , sin embargo recibimos como ídolos a los mineros que piden que se mantengan las ayudas a su sector , incoherente.
1 saludo
Ufff, pues totalmente de acuerdo contigo. Y yo lo siento mucho por los mineros, pero creo que es un final anunciado hace décadas… Lo cual significa que lo siento más por los mineros que ahora tienen 50 años que por quienes tienen 30 (en la tele vi algunos portavoces más jóvenes que yo) y pudieron elegir otro destino, estudiar otra cosa (en un país con una universidad accesible, oportunidades hemos tenido casi todos).
Algunos políticos también se cubren de gloria: un día te hablan de I+D y al siguiente se alinean con las subvenciones al carbón, todo vale para darle caña al que gobierna. Subvención al carbón… toma I+D :(
Yo voy a discrepar: el dinero de la banca es un préstamo que hay que devolver. No se regala: sí se le regala a las renovables (que pagamos), a la agricultura, al transporte público, a las televisiones y radios autonómicas, a las estatales, a los aeropuertos, los organismos de promoción exterior duplicados o la Alianza de Civilizaciones por ponerse agresivo…. También hay eventos deportivos que no se sostienen solos (pero a todo el mundo le indigna que el fútbol en la tele sea de pago y se hacen leyes para obligar a que sea en abierto). Nadie de los indignados por la subida del IVA se ha quejado todos estos años de que, por ejemplo, el mismo partido sea vea en dos teles a la vez, una de ellas gratis para el ciudadano. Nadie se ha indignado de que con el paro español nadie pueda poner negocios para vender tabaco, aspirinas, prensa o loterías sin un dedazo estatal: todo lo hace el estado por nuestro bien.
Debe aclarse que las famosas «ayudas a la banca» se dan esencialmente a cajas de ahorros con organismos de control políticos y que son los que se han metido a cofinanciar la fiesta de los representantes electos que se han seguido votando: ciudades de la luz, etc.
Brillante, hermano, brillante. Tanto.
Me inspiré en una foto (que ahora no encuentro) de una manifestante indignada/occupista/altermundista enfrentada a un policía con su escudo su porra y su casco en nosequé ciudad de ése sorprendemente primer mundo que cada vez tiene más universitarios y menos pensamiento crítico :)
[…] Versvs: “…criticando enardecidamente la subida del IVA y la del IRPF. Vaya, de repente descubren que son de izquierdas para las maduras, pero no para las duras. Más Estado es más Estado: y éste se sostiene con impuestos. […]
No se con quien te habrá tocado hablar del asunto, pero si ese alguien reducía todo a subir o bajar impuestos, no tenía ni idea. Si eras tú quien reducía los términos del debate a esa simplificación, pues, lo siento, pero lo mismo.
No es cuestión de «más o menos Estado» y su implicación «más o menos impuestos», si no «qué Estado» y «qué impuestos». Hay ejemplos a patadas (se me ocurre que podrías dar un repaso a todas las entradas de Vicenç Navarro en Público, como http://blogs.publico.es/dominiopublico/4236/el-estado-del-bienestar-espanol/ o http://blogs.publico.es/dominiopublico/4709/%C2%BFtributamos-como-los-suecos/ ) pero lo más sangrante es lo confesado por Montoro: sube el IVA porque en España el IVA se paga poco. Es decir, la subida del IVA viene a compensar el fraude (y la amnistia fiscal), por lo que MÁS IVA no implica en este caso MÁS Estado, si no que bien se podría decir que por el contrario es MENOS Estado: un Estado tan raquítico, inútil y corrupto que tiene que sangrar a quien no se puede escapar (funcionarios, parados, consumidores) para compensar su incapacidad y las prebendas pagadas a quien sí se puede escapar.
Hace tiempo yo hubiese podido cuadrarme en los de «más Estado». Ahora te diría que «más o menos impuestos», «más o menos Estado» son trampas dialécticas. Porque nada es tan sencillo, querido. (Oh, ya lo he encontrado: http://blogs.publico.es/vicenc-navarro/2012/06/11/el-problema-no-son-los-mercados-financieros/ )
No era yo el que reducía el conflicto a eso, y lo mío pretendía ser un exagerado chiste (con una pequeña base de crítica).
Por lo demás, y entrando a tu interesante comentario, el debate de «qué estado y qué impuestos» es importante. Lo que sucede es que creo que es imposible tener mucho mejor estado (y, consecuentemente, mucho mejor gasto de impuestos). Yo creo que pagar entre todos servicios públicos es buena idea (un hospital es costeable entre todos, impagable personalmente). Buena idea hasta que descubres que al final necesitas un organigrama de gestión pública que dispara el problema principal-agente. A partir de ahí, el coste derivado en gestión óptima de ese recurso y en gestión subóptima (el agente no se preocupa del uso adecuado de recursos, sino de defender sus propios intereses) compite con el sobrecoste que te impone quien hace competencia «como negocio» al servicio público, por ejemplo con piscinas privadas en lugar de piscinas municipales, etc.
No sé, en general ando muy cansado de corrupción y creo que es uno de esos problemas inevitables en toda organización estatal. De ahí que crea que cuanto menor sea esta estructura, mejor cumple su función: por encima de ese mínimo, el coste en Estado aumenta exponencialmente para conseguir «mejoras lineales» en el servicio, con lo cual un estado enorme (como el que hay ahora en casi toda europa) se vuelve tremendamente ineficiente. Es algo que en su día leí en The Great Stagnation de Tyler Cowen.
La tiranía de apretar al que no defrauda es una cerdada, pero ¿acaso no es siempre así? Los impuestos siempre aprietan más al que no defrauda :(
«No sé, en general ando muy cansado de corrupción y creo que es uno de esos problemas inevitables en toda organización estatal. De ahí que crea que cuanto menor sea esta estructura, mejor cumple su función …».
Otra vez no. Resulta que no es así. La corrupción y la ineficacia no dependen (actualmente en España; en la mayor parte) del tamaño: http://elpais.com/diario/2009/03/27/opinion/1238108412_850215.html
Ahí puedes ver que se puede tener un muchísimo mejor Estado (y gobiernos autonómicos y locales). Con lo de city-manager, barbaridades como el aeropuerto de Castellón (un botón de muestra) no se habrían producido.
Entiendo lo que dices, pero creo que en España estamos muy lejos de «mejoras marginales» (coste exponencial, mejora lineal). En realidad, mi único consuelo actual suele ser el contrario, el amplio margen de mejora: suelo pensar «sólo se puede mejorar, porque peor no se puede hacer». Pero el Gobierno, la economía, la realidad… es tozuda y no para de contradecirme.
Muy bueno el artículo que enlazas. Tan sólo discrepo en el tema de la cultura, pues la corrupción a mí sí me parece una consecuencia de la cultura institucional.
El autor lo identifica como consecuencia de que los cargos públicos sean en gran parte designaciones políticas. Esta explicación no me satisface pues este hecho en sí es la consecuencia de una larga tradición por parte del estado de venderse a sí mismo a personas y grupos determinados a cambio de obtener su lealtad y así fortalecerse a sí mismo. Fukuyama, en su último libro (The origins of political power), identifica este proceso (captura del estado por ciertos grupos que crea un equilibrio que beneficia al estado y los capturadores a costa del resto de la población) como el fundamento mismo de una serie de estados que coinciden con los que el autor menciona en el artículo como ejemplos de altos niveles de corrupoción.
Un legado de esta manera de articular el estado son también las plazas «en propiedad» de los funcionarios. Muy ilustrativo su mención de que, por ejemplo, en Suecia existe un única contrato laboral capaz de servir al sector público y al sector privado.
El tema «más estado – menos estado» tiene, ciertamente, sus matices y una de ellas es si la cultura que estamos re(contruyendo) con cada decisión que tomemos va encaminado hacia obtener cada uno cachitos del estado (como viene siendo habitual desde hace cientos de años en la Península) o hacia algo nuevo.
Pero el IVA se paga poco no porque haya una propensión exageradamente más elevada a la corrupción moral, que seguramente en el católico sur es mejor vista y eso le da una proporción: la economía sumergida sabemos hace mucho que tiene una fuerte correlación con lo que suponen los impuestos y los costes administrativos que impone el estado: desincentivan a la legalidad porque reducen excesivamente la rentabilidad. Y para el primer empleo, es atroz: el neto para el trabajador solo es la mitad de su coste para la empresa. O vamos al coste de ser autónomo. El incentivo para facturar alejándote de «lo legal» no es nada pequeño.
Es decir, como dices, es atroz que se suba por ese motivo porque, al final, además, se recaudará menos haciendo estúpida la medida vista desde el lado de sus fines. Pero el argumento de fondo, que protestan por la subida de impuestos cuando esta corriente de pensamiento se regodea en pedir que todo sea «público y gratuito», es una contradicción total. Los protestones no se acordaron del fraude o el no pago. En todo este discurso sobre los impuestos, nadie quiere aceptar la realidad: todos los impuestos los pagan las empresas, todos (el irpf sale de una nómina de una empresa). Y son las que crean empleo de verdad, hasta el público, que se paga con impuestos (y que tiene sueldos medios muy superiores a los del sector privado por no hablar de que hasta, nunca han sido ajustables: lo están pagando en sueldo, mientras que el sector privado lo paga con desempleo… y encima protestan, claro: el secuestro de las rentas es así, se hicieron funcionarios para estar «seguros» no lo olvidemos)
Sobre Vicenç Navarro, diría que es uno de los economistas más trileros que se ponen a opinar en la prensa: todo por la ideología.
El otro día leí un dato que no consigo recuperar (así que me toca verificarlo, pero lo pongo): el 15% de los trabajadores en el sector privado cobra más de 2500 Eur / mes. Ese porcentaje sobrepasa el 40% si realizamos la medida en el sector público. Supongo que ahí se prorratea todo (base, bonus por antigüedad, pagas, dietas, etc.), pero si eso es así… es acojonante.
Querido Versvs, me parece atrevido hablar de coherencia señalando la aparente contradicción entre «Querer más Estado» y «Rechazar más impuestos». Estado e Impuestos no son sinónimos ni tienen por qué serlo, todo dependerá de qué impuestos, qué estado. Se puede conseguir mucho estado represor con pocos impuestos y se puede conseguir mucho estado del bienestar con muchos impuestos. Tu planteamiento es claramente falaz si no se señalan los tipos de Estado y de impuestos. Porque Impuestos no implica Estado ni Estado implica Impuestos.
Yo, que soy de querer más estado del tipo pensiones, me quejo de que las subidas de impuestos sean del tipo indirecto. El IVA, que nada tiene que ver con la renta de las personas físicas y que para colmo repercute enormemente en la contabilidad de empresas y autónomos, cuyos malabares para hacer cuadrar las cuentas cada tres meses en la declaración del IVA se va a incrementar un 16,6…%. Incluso desde un punto de vista de no querer más estado, la subida del IVA no se sostiene con argumentos lógicos. (Hay que señalar que la lógica de la UE es: España debe subir su recaudación por IVA, y el Gobierno lo ha interpretado exclusivamente como debo subir el tipo de IVA. Y eso es una elección, no es una consecuencia lógica. También, y de forma no exclusiva, se podría luchar contra el fraude).
Yo no me quejaré de la subida del IRPF si se hace de forma progresiva. Yo no me quejaré de que todos los años me salga la declaración a pagar si es por una renta progresiva y unos servicios públicos de calidad.
Yo, viendo que lo que han quebrado son los bancos, que los que nos están llevando a los demás (al Estado) a la ruina son los bancos y entidades financieras… (el problema de la deuda es de deuda privada, no pública) ¿cómo no voy a apoyar unas pensiones públicas? ¿Voy a poner mi dinero para la jubilación en entidades privadas, con ánimo de lucro y opacas que además han tenido que recurrir a las ayudas de los estados? Si no hubiese sido por los Estados, ¿cuántos planes de pensiones privados se habrían perdido como lágrimas en la lluvia?
¡Claro que quiero más Estado! ¡Claro que no me importa pagar más impuestos si se gastan en el Estado que necesito: un Estado solidario y redistribuidor de la riqueza! Y por último, ¡claro que estoy en contra de subidas de impuestos no progresivas que ni mejoran los servicios que proporciona el Estado ni mejoran el poder adquisitivo de sus contribuyentes!
¿Dónde está la incoherencia?
La incoherencia/contradicción es querer que todo sea público y negarse a que haya impuestos.
Querer que no haya rescate y que baje «la prima de riesgo» y el «bono a 10 años» pero negar la evidencia: si nadie me presta dinero, la única forma que tengo de devolver mis deudas es subir impuestos (el IRPF a asalariados lo subieron hace unos meses, ahora han subido el de autónomos).
Por supuesto, podemos disentir con el gobierno en lo acertado de las medidas (van a empujar a muchos más autónomos al límite de la «inmersión»), pero desde luego si se quiere que todo sea público hay que cobrar impuestos. El IRPF es un impuesto que el estado no cobrará hasta el año que viene, para recaudar a corto plazo el único impuesto que pueden subir es el IVA (aunque sea un error, yo no soy economista pero creo que sería mejor bajarlo y animar al consumo).
Pero todo ello es sólo concebible como parte de una contradicción mayor: la de pensar que el Estado puede llegar a ser más humano y/o estar mejor gestionado de lo que ya ha estado. El Estado tiene su propia agenda (en concreto. la «primera ley» en términos Asimovianos sería: la supervivencia de el Estado mismo), y todo lo demás es accesorio. El servicio al ciudadano es algo que se da mientras no vaya contra la «primera ley».
Efectivamente, querer estado sin impuestos no es coherente. Querer estado con más impuestos de aquí y menos de allá puede ser perfectamente coherente.
Ah, y el IRPF se retiene en las nóminas precisamente para evitar que todo su importe tenga que ser cobrado a año vencido.
Eso es un decir: las empresas te lo equilibran para que te salga la declaración a cero en lo que respecta a ellas (y muchas lo hacen tan mal que justo antes de final de año notas cómo cobras mucho menos), pero no están obligadas a retenerte nada. Tú puedes pedir que te retengan el 0% y cobrar mucho más cada mes, más adelante, en junio del año siguiente ir a depositar todo religiosamente. El IVA es obligatorio abonarlo a trimestre vencido.
Respecto a las plazas «en propiedad» de los funcionarios… queda mal que un funcionario con plaza en propiedad las «defienda», pero dado el general desconocimiento, incluso entre funcionarios, se hace necesario.
La «propiedad» viene de principios del siglo pasado, como manera de resolver el problema de las «cesantías»: http://joseluismingo.blogspot.com.es/2011/05/395-las-cesantias-los-dramas-cada.html (No se si es el mejor enlace. Es de los primeros que he encontrado. Me refiero a los 5 primeros párrafos).
Cuando en España se «critica» la inamovilidad de los funcionarios, se hace sin saber el motivo y las ventajas de esta inamovilidad. Aparte de evitar la rotación, con su ineficacia asociada (ver enlace), evita la corrupción. Vete en España a intentar sobornar a un funcionario; nos jugamos el puesto de trabajo y el soborno debe de estar acorde al riesgo: la suma de sueldos del resto de nuestra vida laboral (ahora, con una extra menos, salimos un poquito más baratos). Por eso, excepciones aparte, sólo se han dado casos en donde se mueve muchísimo dinero: urbanismo. Dicho de otra manera ¿alguien se imagina la corrupción de la clase política, en porcentaje e intensidad, extendida a los funcionarios?. Una de las mejores pruebas de esta insobornabilidad de los funcionarios viene de la eclosión de cargos «de confianza», como relata el enlace anterior. Los ciudadanos no son conscientes de hasta que punto los funcionarios han «parado» la corrupción política (hasta que empezaron a aparecer cargos de confianza y agencias, sociedades y empresas públicas), y de cómo la inamovilidad de los funcionarios puede que sea una de las cartas que sujeta este castillo de naipes que es el Estado. Yo no la quitaría alegremente…
No dudo que se puede conseguir lo mismo de otra manera. Pero la solución de Suecia eliminando el «estatus funcionarial» se me antoja que está varios peldaños más arriba de la escalera del «buen Estado» de donde estamos en España. No es sólo que sea peligroso coger atajos, si no que quizá ni siquiera el camino sea el mismo. Hay que saber de dónde venimos (cesantías) a dónde vamos (eficacia, flexibilidad, menos corrupción…) y cómo han recorrido el camino otros países. Para recorrer el nuestro.
[jota, este wordpress (eso me pasa por coquetear con el enemigo xD) te ha cogido manía y tus dos comentarios quedaron moderados :'(]
El sistema de contrato único sueco reposa sobre una tradición que en muchas otras partes no existe: la de una revolución democrática no liderada por las élites (que es lo que fue la revolución francesa y todas sus revoluciones epígonas). Sin embargo, creo que como las cosas no son blancas ni negras, el sistema funcionarial disfruta de esas características que tú dices y de otras derivadas de las mismas premisas.
Porque al final, un grupo de trabajadores que saben que no pueden ser despedidos ciertamente gozan de independencia pero también terminan acumulando privilegios laborales que a otros grupos de trabajadores les cuesta ganar, ya que pueden ponerse en huelga cada año si hace falta en ese mes del año en que su labor se hace indispensable e inevitable (porque el año que viene estarán ahí).
El sector público está fuera del mercado y lo que reflejan los datos (2010, pero ojo que el empleo en el sector privado ha bajado sus sueldos mucho más que el sector público) sirve de equilibrio a las virtudes que comentas, ¿que está muy bien tener ese grado de independencia? Seguro, pero creo que hay tareas pendientes para paliar las desventajas, que ciertamente salen caras.
Sólo así se explica que el porcentaje de empleados públicos con salarios altos sea el doble que si nos centramos en empleados privados, cuando los primeros tienen la seguridad de que el año próximo van a tener trabajo. (En una negociación real, esa seguridad empujaría al salario a ser algo menor, por motivos lógicos.)
El problema es que en el caso de una empresa, este tipo de negociación tiene un impacto limitado, y en el caso de lo público se negocia directamente contra el erario.
En fin, luces y sombras del modelo. Yo creo que toca revisarlo para hacerle una puesta al día y que carbure mejor :-)
Y llegamos al tema «salarios». Si sigues abriendo debates esto puede ser interminable. No quiero seguir metiéndote mega-comentarios, y tampoco quiero que alguien se pase por aquí y no vea respuesta.
Me centro en lo más importante:
«El organismo estadístico indica que el mayor peso relativo de asalariados del sector público en niveles de estudios superiores (principalmente en la Educación y la Sanidad) explica su mayor concentración relativa en salarios altos respecto a los asalariados del sector privado.»
Es decir, que mientras en el sector público tenemos una parte importante de médicos y profesores, en el privado tenemos una parte importante… de camareros y apilatochos (con mis respetos a todos los trabajadores, pero creo que mi reescritura del párrafo se entiende mejor). ESA es la razón de que salgan salarios más elevados en terminos _relativos_, no la capacidad de presión vía huelga, que en la administración pública es mínima.
Podemos seguir interpretendo la realidad según nuestros prejuicios, pero a poco que empiezas a mirar datos ves, por ejemplo, que la calidad y el gasto/beneficio de la sanidad pública es bastante buena, y que lo es precisamente gracias a… los bajos salarios (empezar por el último párrafo).
Que no. Que los sueldos y el estatuto funcionarial no son problemas. Y si lo son, son los últimos que tiene el Estado. Pero son muchos años de propaganda de lo contrario…
Hombre, lo pones como si en el sector público no hubiera administrativos :-)
De todas formas, no quiero alargar el debate innecesariamente, que veo que estamos ambos aquí en modo «no quiero dejar sin matizar…» :D
Yo no quería entrar al tema salarios realmente, sino hacer constar que un grupo de trabajadores «fijos» tiene una capacidad de negociación que hace que, con el tiempo, se haga muy palpable esa desviación al alza de sus condiciones profesionales (jornada, salario, vacaciones, ciertos privilegios). Está bien que se pueda negociar (faltaría más xD), pero no podemos obviar que hay grupos que disfrutan unas condiciones excepcionalmente buenas.
Efectivamente creo que la clave es que impuestos y que estado. Pero añado una parte que me parece clave en la ecuación y es la disociación entre lo que pago y lo que recibo (que creo que es lo que critica versus).
Por poner un ejemplo sobe la gratuidad (o la fuerte subvención) de la educación.
En principio todos estaremos de acuerdo en que el gasto en educación es importante para el futuro de un país y estamos dispuestos a pagar más impuestos si esto redunda en una mejora en la educación.
Ahora analicemos lo que en la práctica puede suponer esto:
– contabilizamos como gasto en educación el pago de licencias de MSwindows y la renovación absurda de un parque informático infrautilizado
– un alumno puede estudiar una carrera fuertemente subvencionada y hasta subvencionada al 100 por 100 gracias a una beca p.e. derecho, al acabar dicha carrera y al no haber necesidad en el mercado laboral hay tres alternativas:
— se va con sus estudios subvencionados y sin devolver un duro a otro país
— se coloca de administrativo o de camarero sin estar preparado para ello y por tanto siendo un camarero poco productivo
— se va a estudiar una FP (gratuitamente) para prepararse para el mercado laboral
Creo que la coherencia debe estar bien valorada, lo coherente no es discutir sobre eslóganes, sino sobre como solucionamos los retos a los que nos enfrentamos como individuos que conviven en una comunidad.
Toda la razón, Juan. Ya he dicho en 2 comentarios que este post pretendía ser una provocación a medias, pero para resultar provocador no podía extenderme o perdería el toque de humor para pasar a ser una reflexión profunda :-) Visto la de personas que han pasado por aquí (yo pensaba que esta ventana era mucho más discreta) tendré mayor cuidado ;)
El asunto es espinoso: yo lo que no tengo claro es que se pueda obtener mucho mejor resultado, es muy difícil conseguir que el «agente» cumpla su deber para con el «principal». De todas formas, de lo que tú pones ahí está claro que se puede recortar el gasto sin afectar al desempeño.
Cualquier solución «directa» que se me ocurre a lo que planteas, es peor que el problema que reflejas:
– Restringir la libertad de movimientos de los recien licenciados.
– Que estudien los ricos.
– Estudiar a crédito.
– La Universidad como mera fábrica de empleados.
– etc
Creo que lo que reflejas es problema de la sociedad, no de la educación pública: titulitis y baja capacidad productiva de «valor añadido». Combinación mortal. Pero es mala idea arreglar el problema (aunque lo consigas) cambiando lo que está bien: becas, libertad de elección de estudios, movilidad, etc.
Pues el sistema de becas merecería una reforma, me explico.
La movilidad ahora mismo no es viable si tu familia no te puede pagar parte de los gastos. Hacen falta mejores becas para que quien quiera estudiar algo que no esté en su ciudad pueda hacerlo efectivamente. Quizá hay que redistribuir mejor el dinero de muchas becas, y/o el de ciertos gastos (asombroso el número de facultades de química que hay en Andalucía, por ejemplo).
Mejores becas, seguramente acompañadas de condiciones de obtención (criterios académicos, digo) mucho más exigentes.
[…] del diagnóstico a la búsqueda de soluciones, Daniel Lacalle propone una serie de reformas para dar recortes sin […]
[…] Ponía Versvs el dedo sobre los reclamantes de clemencia por las subidas de impuestos y apretaba haciendo ver que esos mismos indignados exigían los gastos que los impuestos deben cubrir. Coherencia. Releído, me parece más profunda aún la falta de consistencia: porque lo que entraña la oposición a la subida de impuestos es una rebelión contra la reducción de sus recursos que les parece legítima cuando no les afecta a ellos. […]