Debatir sobre cómo conseguimos tener una sanidad más o menos decente es abrir la caja de los truenos: nadie queda indiferente. Que si no lo llaméis copago sino repago, que me niego por instinto.
Llega 2012 y con él comienza a extenderse la fórmula de cobrar 1 euro por visita; no duden de que volverá la tormenta.
Y sin embargo, es todo una farsa. A 1 euro por visita, yendo una vez al mes nos gastamos 12 euros al año. Mañana se celebra un famoso sorteo de lotería. Participar en el mismo cuesta ni más ni menos que 20 euros. La estadística nos dice que más del 80% de los participantes perderán íntegro todo el dinero que jueguen, y que sólo el 5% recuperarán lo jugado y, al menos, un céntimo más.
El 80% perderán sus 20 euros íntegros. Casi el doble que una visita mensual al médico, y lo harán voluntariamente, para no obtener nada a cambio.
Eso sí, cuando se hable de impuestos, de sanidad y de pagos, harán acopio de dignidad y dirán que es inaceptable. Pero a mí las defensas incoherentes ya me suenan a canciones de tasca, que se cantan a horas demasiado tardías, con la sangre demasiado empapada de vino.
Es la promesa del dinero gratis, que los vuelve locos y les desencaja la cara. Y la locura justifica cualquier cosa, pero luego llegan las milongas y los argumentos pretendidamente racionales, y mientras tanto se mantiene un entorno del todo irracional, que es peor que agresivo hacia quienes crean trabajo, siquiera para ellos mismos.