Ayer descubrí con sorpresa y disgusto que se ha puesto de moda atar candados, de esos románticos de enamorados, en el puente que cruza el río Guadalmedina a la altura del Centro de Arte Contemporáneo de Málaga.
Sorpresa porque es la primera vez que lo vi. Por la cantidad de candados que allí había, entre uno y dos cientos en un puente que potencialmente puede dar cobijo a varios miles de estos artefactos, no debe hacer más de unos meses que algún pionero colgó el primero lanzando, conjeturo, la llave al poco caudaloso cauce del mencionado río.
Disgusto porque apenas he visitado ciudad en los últimos años que no se enorgullezca de tener un precioso rincón en el que los enamorados puedan decirle a la eternidad lo mucho que se quieren, o al menos se quisieron en ese día de conjurar candados a promesas.
En todas las ciudades se replica la fórmula y en todas da esa sensación de falsa tradición, a estas alturas nada imaginativa, aunque bastante kitsch.
5 respuestas a «La maldición de los candados»
Soy muy mayor. Primera vez en mi vida que sé de esto. Yo me quedé en los corazoncitos con flechitas arañados en los árboles-
Lo peor es que en tu recién adquirida consciencia de la existencia de este fenómeno ahora comenzaras a percibir la presencia de estos sumideros de imaginación cuando pasee usted por esas ciudades del mundo, sin que importe que se trate de París, Praga, o Montevideo :)
Si ya lo digo yo en Casa Tía Julia, que la culpa de todo la tienen los libros… y la culpa de estos candados, hasta donde yo sé la tiene el ¿escritor? Moccia que fue quien puso este asunto de moda desde que sus protagonistas se juraron amor eterno con un candado en un puente… los estragos de los puentes italianos desde entonces creo que son incontables, y que muchas ciudades se la tienen jurada (aquí anécdota librera que acabo de encontrar sobre el asunto: http://blogs.20minutos.es/diariodelibrera/2008/12/10/aay-libro-el-ponen-candados-un-puente/)
Tremendo Nuria, se ve que los editores mantienen parte de ese sentido arácnido librero, jaja :)
Nos faltaría saber si esta costumbre está documentada antes de las novelas de Moccia, digamos que los datos que tenemos hasta ahora casan con este origen de novela… pero me queda la labor de resolver esto del todo.
Por otra parte, ¿no es maravilloso que los libros tengan la culpa de todo? Aunque en ocasiones tengan la culpa de algunas cosas con las que no simpatizamos del todo :D
Ya sé que mi memoria no es una fuente fiable, pero recuerdo cuando empezó la moda y cuando se empezaron a quejar las ciudades de los candados en los puentes y se decía que era por la novela… Vamos, que yo te comentaba de memoria, a nuestro amigo google sólo he recurrido para buscar la anécdota librera (que mi memoria no da como para acordarse de la url exacta) ;)
Ya dirás si das con otro origen…